Objetivos del ALBA:

El ALBA tiene por objetivo general, la transformación de las sociedades latinoamericanas, haciéndolas más justas, cultas, participativas y solidarias y por tanto está concebida como un proceso integral, destinado a asegurar la eliminación de las desigualdades sociales y fomentar la calidad de vida y una participación efectiva de los pueblos en la conformación de su propio destino.

Objetivos Específicos:

Establecer políticas orientadas al fomento de la agricultura pública, con el objetivo de garantizar el principio de seguridad alimentaria nacional. De manera más extensa está planteado en el artículo 305 de la Constitución Bolivariana de Venezuela.

Consignar que los derechos económicos, sociales y civiles sean interdependientes e indivisibles. La soberanía e independencia son principios irrenunciables.

Alcanzar una propuesta de integración humanista que tiene aplicación concreta en el convenio suscrito.

Crear ventajas cooperativas entre las naciones, que permitan compensar las asimetrías existentes entre los países del hemisferio.

Construir consensos para formalizar acuerdos de integración en función de alcanzar un desarrollo endógeno nacional y regional que erradique la pobreza, corrija las desigualdades sociales y asegure una creciente calidad de vida para los pueblos.

Abrir nuevos espacios de consulta, identificar espacios y alistar alianzas estratégicas.

 

Principios y bases cardinales

Para alcanzar sus objetivos, el ALBA se guía por los siguientes principios y bases cardinales:

El comercio y la inversión no deben ser fines en sí mismos, sino instrumentos para alcanzar un desarrollo justo y sustentable, pues la verdadera integración latinoamericana y caribeña no puede ser hija ciega del mercado, ni tampoco una simple estrategia para ampliar los mercados externos o estimular el comercio. Para lograrlo, se requiere una efectiva participación del Estado como regulador y coordinador de la actividad económica.

Trato especial y diferenciado, que tenga en cuenta el nivel de desarrollo de los diversos países y la dimensión de sus economías, y que garantice el acceso de todas las naciones que participen en los beneficios que se deriven del proceso de integración.

La complementariedad económica y la cooperación entre los países participantes y no la competencia entre países y producciones, de tal modo que se promueva una especialización productiva, eficiente y competitiva que sea compatible con el desarrollo económico equilibrado de cada país, con las estrategias de lucha contra la pobreza y con la preservación de la identidad cultural de los pueblos.

Cooperación y solidaridad que se exprese en planes especiales para los países menos desarrollados en la región, que incluya un Plan Continental contra el analfabetismo, utilizando modernas tecnologías que ya fueron probadas en Venezuela; un plan latinoamericano de tratamiento gratuito de salud a ciudadanos que carecen de tales servicios y un plan de becas de carácter regional en las áreas de mayor interés para el desarrollo económico y social.

Creación del Fondo de Emergencia Social, propuesto en la Cumbre de los Países Sudamericanos, celebrada en Ayacucho.

Desarrollo integrador de las comunicaciones y el transporte entre los países latinoamericanos y caribeños, que incluya planes conjuntos de carreteras, ferrocarriles, líneas marítimas y aéreas, telecomunicaciones y otras.

Acciones para propiciar la sostenibilidad del desarrollo mediante normas que protejan el medio ambiente, estimulen un uso racional de los recursos e impidan la proliferación de patrones de consumos derrochadores y ajenos a las realidades de nuestros pueblos.

Integración energética entre los países de la región, que asegure el suministro estable de productos energéticos, en beneficio de las sociedades latinoamericanas y caribeñas.

Fomento de las inversiones de capitales latinoamericanos en la propia América Latina y el Caribe, con el objetivo de reducir la dependencia de los países de la región de los inversionistas foráneos.

Defensa de la cultura latinoamericana y caribeña y de la identidad de los pueblos de la región, con particular respeto y fomento de las culturas autóctonas e indígenas.

Medidas para que las normas de propiedad intelectual, al tiempo que protejan el patrimonio de los países latinoamericanos y caribeños frente a la voracidad de las empresas transnacionales, no se conviertan en un freno a la necesaria cooperación en todos los terrenos entre nuestros países.

Concertación de posiciones en la esfera multilateral y en los procesos de negociación de todo tipo con países y bloques de otras regiones, incluida la lucha por la democratización y la transparencia en los organismos internacionales, particularmente en las Naciones Unidas y sus órganos.

Estas líneas estratégicas han sido plasmadas en la Declaración Conjunta sobre el ALBA, suscrita por el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, y el Presidente del Consejo de Estado de Cuba, Fidel Castro, en la ciudad de La Habana, Cuba, el 14 de diciembre de 2004.

Este plan estratégico contiene acuerdos de intercambio de paquetes tecnológicos, programas conjuntos de salud, cultura y eliminación del analfabetismo, inversiones de interés mutuo en igualdad de condiciones, apertura de subsidiarias de entidades bancarias estatales, un Convenio de Crédito Recíproco para facilitar los pagos y cobros de transacciones comerciales; y comercio compensado, entre otras iniciativas.